Saliendo de la rutina de estar en casa
Es una tarde soleada, agradable, ideal para “no hacer nada”
Un pensamiento agradable hasta no hace mucho tiempo, que invitaba a escapar de vértigo diario, bajar un cambio y conectarnos con nuestro interior, en una soleada playa o en un valle entre montañas, lejos de la ciudad.
La llegada de la pandemia y el aislamiento social tuvo como consecuencia un cambio drástico en nuestra rutina, el “no hacer nada” se hizo realidad (para muchos), sólo que cambiamos la playa y el valle por nuestros hogares, y comenzamos a utilizar nuevas formas de comunicarnos (los invito a leer ¿Cómo nos llevamos con la tecnología?)
El «no hacer nada» complicó el día a día, para todos, en mayor o menor medida.
Hoy muchos países están llegando a un punto donde la situación está bajo mayor control, con tendencia a estabilizarse en los números de casos, lo que permite diagramar la vuelta a una vida un poco más alejada del encierro.
¡Hurra! ¡Podemos empezar a retomar algo de nuestra rutina!
¿Es esto tan así? Noto en mucha gente que si bien están esperando el regreso a actividades sin restricciones, la ansiedad por salir del encierro no es tan urgente como hasta hace unas semanas.
Dentro de los diferentes grupos en los que estoy veo que disminuyó la cantidad y efusividad en los mensajes, como si ya nos estuviera resultando cada día un poco más agradable no salir de casa
No nos tiene que ganar la indiferencia (ayudada por las comunicaciones actuales, donde por suerte nos hemos podido mantener cerca de nuestros afectos más allá que no estén bajo nuestro mismo techo) (punto en contra de la tecnología si nos lleva a suplir el contacto diario con una videollamada, termina siendo más cómodo, ¿no?).
Sin desentendernos de las estrictas medidas de higiene que debemos seguir manteniendo podemos retomar nuestra actividad diaria dentro de lo permitido.
Esta sensación la estoy viviendo también en lo personal, y la reflexión viene luego de consultar con amigos los cuales también se sienten de la misma manera.
Sin embargo no lo veo como apatía sino como un cambio en la forma de resolver las cosas.
Siguen siendo muy importantes las relaciones con nuestros afectos, y adaptándonos a la nueva realidad del momento podremos organizar reuniones más cercanas, en nuestros hogares en lugar de ir a sitios muy concurridos (siempre que sean actividades permitidas).
Observo como “efecto colateral” una disminución del ansia de consumo que veníamos teniendo, referida a bienes no indispensables por supuesto
Ejemplo de esto es que quien tiene su rutina de ejercicios la sigue manteniendo, en casa, y quien no lo pensaba por el motivo que fuere ha comenzado a interesarse en realizar algún tipo de actividad.
Nos estamos dando cuenta que no es necesario un equipamiento ultra sofisticado ni costosos lugares donde mostrarnos, nuestro cuerpo suple las funciones de muchas máquinas. En la nota ¡No tienes edad para eso! también trato el tema de la actividad.
Teniendo en cuenta lo expresado antes estoy comenzando una nueva agenda con proyectos diarios en la medida que el levantamiento de la cuarentena lo permita, la idea es no caer en la indiferencia.
- Retomar la actividad física
- Reunirme con los amigos
- Disfrutar lo que nos rodea
- Elegir dónde poder relajarme con música y lectura

No necesariamente será todo igual que antes, pero tomando los debidos recaudos sanitarios podemos salir del confinamiento siguiendo las directivas sanitarias correspondientes.
Me gustaría que compartas en los comentarios cómo te estas preparando para retomar tus actividades.
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