¿Qué nos preocupa?

Nadie está exento de esto, sea cual sea la edad, lugar donde vivimos, posición económica o nivel cultural.

En algún momento del día salen a la luz.

Son las preocupaciones.

En general, en mayor o menor medida a todos nos rondan en la mente los mismos temas; adicionalmente este año se sumaron preocupaciones por hechos que durante nuestra vida nunca los tuvimos en cuenta o si los tuvimos en cuenta no le dimos demasiada importancia hasta que realmente empezaron a escasear para todos.

Estoy hablando de:

La salud.

La libertad.

Nuestra economía personal.

La salud.

En general nos preocupamos por ella, la mayoría un poco como un tema menor al que no se le da tanta importancia (siempre creemos que lo malo nunca nos va a pasar), solamente a partir de los 40 se empieza a vislumbrar como algo a tener en cuenta (para más adelante).

La llegada del Covid-19 puso una señal de alerta, y con el correr del tiempo comenzamos a ver cuáles son los grupos de mayor riesgo, y comenzamos a enterarnos de amigos, conocidos o compañeros de trabajo que han atravesado la enfermedad, algunos sin mayores inconvenientes, otros con el peor desenlace posible.

Y de pronto nos damos cuenta que la salud no la teníamos como prioridad número uno…

La libertad.

Otro aspecto que no valoramos fue nuestra libertad, de un día para otro aprendimos a valorarla

Para gran parte de la gente que habita el planeta éste es un derecho que de tan natural que nos parece casi no lo hemos tenido en cuenta, hasta que de un día para otro (en muchos países en forma literal) se impidió o se limitó la salida de nuestros hogares, y si bien es por motivos más que entendibles y que la mayoría de la gente los entiende como correctos, sentimos lo que es no poder disponer de nuestro tiempo e ir donde nos plazca.

Como contrapartida, se observa que mucha de la gente que pide a gritos volver a tener una vida normal poco hace para que todos podamos recuperarla dentro de lo posible, no respetando loa protocolos sanitarios y exponiéndose no solo ellos sino también a todo su entorno.

Esto trae como consecuencia inmediata el regreso de las restricciones a la circulación.

Nuestra economía personal

Este es un punto muy crítico para todos, si bien en estos momentos se nota a nivel mundial un incremento de la actividad económica lo cierto es que se ha cortado la rueda de actividad-ingreso, con las consecuencias angustiantes de quienes han perdido su empleo o tuvieron que suspender sus actividades por el riesgo que esto conlleva a nivel sanitario.

Esto agravado por el ritmo de consumo que impone la sociedad en muchos casos.

Junto con las restricciones a la movilidad surge la preocupación por nuestras finanzas

Resumiendo, si bien la situación que estamos atravesando dista mucho de ser la mejor o la más poética, y resulta totalmente angustiante, podemos tratar de rescatar lo positivo de la situación:

  • Podemos encontrarnos con nosotros mismos.
  • Nos ha permitido mayor comunicación con nuestros afectos.
  • En muchos casos ha permitido realizar sueños que sistemáticamente hemos postergado con la excusa de no tener tiempo.
  • Ha permitido que se reacomoden muchas prioridades sobre todo en lo referente a hechos afectivos o de simple consumo (desde mi punto de vista se daba mayor estatus al querer mostrar que al querer ser)

En definitiva, si bien esta situación nos sigue sorprendiendo día a día (no para bien precisamente, de momento) ha permitido que el mundo frene un poco el vertiginoso ritmo que tenemos y podamos reordenar nuestras vidas.

Ahora está en nuestras manos tomar en serio la experiencia y enfocarnos en disfrutar más lo que tenemos (inmaterial o material) en lugar de correr sin sentido solamente para consumir.

Me interesa saber tu opinión, espero me las hagas llegar dejando tus comentarios, y suscríbete dejando tu dirección de mail para estar informado de nuevas publicaciones.

Vacaciones en época de pandemia: ¿Cómo hacemos?

El cambio de estos últimos 9 meses en el mundo modificó las costumbres para todos.

Muchos tuvieron que dejar de ir trabajar (el teletrabajo se comenzó a utilizar en mayor medida para quienes pueden realizarlo), solamente salir de casa para lo necesario, cuidándonos y cuidando a quienes nos rodean.

¿Y de salir de vacaciones?…

El mundo completo se cerró, no se puede entrar ni salir en ningún país, los aeropuertos no operan, muchos buques no podían amarrar en los puertos de destino.

Lentamente, país por país volvieron a retomar algo de su vida «normal», en función de sus realidades sanitarias.

Ya casi todos los países están funcionando, pero no quieren reabrir las fronteras de momento, salvo casos muy justificados y con estrictos protocolos.

En diferentes medios en todo el mundo plantean los recaudos a tomar para las vacaciones.

Esto trae aparejado que todos debemos repensar el concepto de vacaciones y los lugares a visitar, ya que de momento las restricciones de ingreso hacen que sea poco probable que nos tentemos a vacacionar fuera de casa.

Esto puede parecen en principio algo deprimente, sin embargo tiene su lado altamente positivo.

En mayor o menor medida tenemos importantes conocimientos de lugares distantes, ya sea porque los hemos podido visitar o porque hemos consumido literatura relativa a ellos.

Ahora, ¿te has detenido a pensar que para los residentes en dichos lugares, más allá del concepto turístico, puede parecerles que viven en lugares comunes sin mayores atractivos ya que es su lugar de residencia habitual?

Muchas veces hemos pensado o escuchado: «Si yo viviera en ese lugar jamás me sentiría con ganas de ir a otro lado».

Quien viene en plan turístico a la región donde vivimos también queda gratamente sorprendido con lo que encuentra, aunque muchas veces no nos demos cuenta del tesoro que tenemos.

Si cambiamos nuestro enfoque respecto de nuestros lugares de residencia veremos que podemos descubrir muchas facetas desconocidas.

Por esto estoy previendo la posibilidad que mis próximas vacaciones seen «en casa», y colocarme el chip de turista para recorrerla.

Ya estuve haciendo algo en estos días donde pudimos recuperar algo de normalidad, el resultado fue gratamente sorprendente, te invito a que experimentes en la zona donde vives.

Veremos que posiblemente tengamos muy poco que envidiar a los lugares más famosos, y posiblemente ayudemos a desarrollar el turismo.

Por supuesto, en este contexto respetando las consignas sanitarias que indiquen las autoridades.

Ya te has planteado posibles opciones para tu descanso?

P.D.: La mayoría de las fotos de la nota corresponden a mi ciudad, la que estoy comenzando a ver «con ojos de turista».

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Solidaridad y pandemia, educamos bien a nuestros hijos?

¿Fuimos educados y tratamos de formar a nuestros hijos para lograr una sociedad solidaria?

Al día de hoy casi nadie duda de los cambios que hemos hecho en nuestros hábitos cotidianos dese la irrupción del Covid-19.

Desde un cierre total en casi todos los países al encierro en nuestros hogares para cumplir cuarentenas.

No salir de nuestras casas salvo para lo imprescindible, evitar la cercanía con otras personas, movernos bajo protocolos sanitarios estrictos.

Todos estamos de acuerdo en tratar de no contagiarnos y que no se contagien nuestros seres queridos, actitud instintiva y solidaria con los nuestros, sin lugar a egoísmos.

Llega la nueva normalidad

Luego de pasado el primer susto y ver que se pudo lograr un cierto control, como paso siguiente las autoridades permiten salir parcialmente del encierro de nuestras casas, bajo nuevos protocolos para volver a relacionarnos en los diferentes ámbitos con nuestros semejantes.

Tenemos nuevas normas para un comportamiento responsable en la calle

Y aquí comienzan a observarse actitudes respecto de nosotros y el resto.

Podemos salir nuevamente, con cuidado, para no contagiarnos.

Queremos esto para nosotros, pero, ¿cuidamos de la misma manera a nuestros semejantes?

Distanciamiento social

Lo respetamos?

Por etapas comienzan a retomarse las actividades, salir con nuestros hijos que tanto lo necesitan (y nosotros también), apertura de negocios, autorizaciones para caminar, correr (tomando recaudos), ir a los gimnasios.

Como noticia a nivel mundial destaca el rápido relajamiento de las normas de higiene indicadas, en los parques donde se puede ver gente reunida en pequeños grupos (donde en principio no son actividades permitidas), bares donde hay más gente que la indicada en los protocolos sanitarios, reuniones en casa en grupos más grandes que los permitidos.

El mensaje no verbal que transmitimos es:

Si yo no estoy enfermo, no es necesario que me cuide tanto, total no voy a contagiar a nadie.

Sentir que porque aparentemente estamos sanos hace que se relajen las precauciones a tomar

No podemos tener la seguridad de estar totalmente sanos, lo que debería levar a la pregunta: con quien me cruce en la calle, ¿estará sano?

Todos en mayor o menor medida tuvimos este pensamiento, más allá de ello el punto es que llevarlo a la práctica denota un desapego por nuestra salud y la de los seres con los que convivimos, así como una falta de respeto y cuidado con quienes eventualmente nos podamos cruzar.

Luego, a pesar que no nos cansamos de repetir que como sociedad hemos evolucionado mucho, en estos momento críticos observamos que nuestra esencia no ha cambiado respecto de hace 200 o 300 años, sigue prevaleciendo lo individual sobre lo colectivo, lo vemos en grupos de todas las edades.

Resulta llamativo que quienes tienden a ser menos considerados con el prójimo son relativamente jóvenes, en un rango etario donde se consideran respetuosos y comprometidos con el entorno a nivel ecológico, por supuesto que no es norma general.

En cierta forma nuestra «evolucionada» sociedad de la tolerancia y el respeto se muestra como egoísta y discriminadora, y al enfermo se lo ve como un ser maligno que desea nuestro mal solamente.

No es un hecho nuevo, el pensamiento individual ha existido desde que el hombre es hombre, y ha sido popularidada en la teoría del «hombre como lobo del hombre» de Thomas Hobbe.

Este individualismo ha ido en aumento muchas veces auspiciado por mensajes de consumismo donde lo fundamental es ser diferente al resto, la mayoría de las veces por la posesión de cosas materiales y relativamente superfluas, en lugar de poder diferenciarnos a partir de nuestro desarrollo interior.

Como reflexión podemos decir que no hemos crecido a nivel social para cuidarnos entre todos más que lo justo y necesario, y consciente o inconscientemente es lo que transmitimos a nuestros hijos, y es en esta «nueva normalidad» donde se observa en toda su plenitud.

EL ritmo diario no nos permitía ver esta actitud que se observa en todos los ámbitos: político, laboral, social…..

Por supuesto que no todos actúan de esa manera, estamos ante un momento que desde mi punto de vista puede ser excelente para que entre todos podamos gestionar seriamente un gran cambio, comenzando si aún no lo has hecho o avanzando con nuestras actitudes con nuestros semejantes.

Cabe aclarar que esta nota en ningún momento tiene la intención de juzgar a nadie, desde el momento que quien escribe también debe estar permanentemente atento a tratar de tener actitudes responsables para con el resto

Todos somos propensos a tener momentos de dispersión respecto de actitudes nuevas para todos.

En conclusión:

¿Podremos hacer que realmente esta «nueva normalidad» sea el puntapié inicial para una «nueva comunidad»?

Creo que lentamente podemos reforzar el cambio

¿Tú qué opinas?

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Actividades a realizar cuando termine el confinamiento ¿Cambian mis hábitos al salir de la cuarentena?

Saliendo de la rutina de estar en casa

Es una tarde soleada, agradable, ideal para “no hacer nada”

Un pensamiento agradable hasta no hace mucho tiempo, que invitaba a escapar de vértigo diario, bajar un cambio y conectarnos con nuestro interior, en una soleada playa o en un valle entre montañas, lejos de la ciudad.

La llegada de la pandemia y el aislamiento social tuvo como consecuencia un cambio drástico en nuestra rutina, el “no hacer nada” se hizo realidad (para muchos), sólo que cambiamos la playa y el valle por nuestros hogares, y comenzamos a utilizar nuevas formas de comunicarnos (los invito a leer ¿Cómo nos llevamos con la tecnología?)

El «no hacer nada» complicó el día a día, para todos, en mayor o menor medida.

Hoy muchos países están llegando a un punto donde la situación está bajo mayor control, con tendencia a estabilizarse en los números de casos, lo que permite diagramar la vuelta a una vida un poco más alejada del encierro.

¡Hurra! ¡Podemos empezar a retomar algo de nuestra rutina!

¿Es esto tan así? Noto en mucha gente que si bien están esperando el regreso a actividades sin restricciones, la ansiedad por salir del encierro no es tan urgente como hasta hace unas semanas.

Dentro de los diferentes grupos en los que estoy veo que disminuyó la cantidad y efusividad en los mensajes, como si ya nos estuviera resultando cada día un poco más agradable no salir de casa

No nos tiene que ganar la indiferencia (ayudada por las comunicaciones actuales, donde por suerte nos hemos podido mantener cerca de nuestros afectos más allá que no estén bajo nuestro mismo techo) (punto en contra de la tecnología si nos lleva a suplir el contacto diario con una videollamada, termina siendo más cómodo, ¿no?).

Sin desentendernos de las estrictas medidas de higiene que debemos seguir manteniendo podemos retomar nuestra actividad diaria dentro de lo permitido.

Esta sensación la estoy viviendo también en lo personal, y la reflexión viene luego de consultar con amigos los cuales también se sienten de la misma manera.

Sin embargo no lo veo como apatía sino como un cambio en la forma de resolver las cosas.

Siguen siendo muy importantes las relaciones con nuestros afectos, y adaptándonos a la nueva realidad del momento podremos organizar reuniones más cercanas, en nuestros hogares en lugar de ir a sitios muy concurridos (siempre que sean actividades permitidas).

Observo como “efecto colateral” una disminución del ansia de consumo que veníamos teniendo, referida a bienes no indispensables por supuesto

Ejemplo de esto es que quien tiene su rutina de ejercicios la sigue manteniendo, en casa, y quien no lo pensaba por el motivo que fuere ha comenzado a interesarse en realizar algún tipo de actividad.

Nos estamos dando cuenta que no es necesario un equipamiento ultra sofisticado ni costosos lugares donde mostrarnos, nuestro cuerpo suple las funciones de muchas máquinas. En la nota ¡No tienes edad para eso! también trato el tema de la actividad.

Teniendo en cuenta lo expresado antes estoy comenzando una nueva agenda con proyectos diarios en la medida que el levantamiento de la cuarentena lo permita, la idea es no caer en la indiferencia.

  • Retomar la actividad física
  • Reunirme con los amigos
  • Disfrutar lo que nos rodea
  • Elegir dónde poder relajarme con música y lectura

No necesariamente será todo igual que antes, pero tomando los debidos recaudos sanitarios podemos salir del confinamiento siguiendo las directivas sanitarias correspondientes.

Me gustaría que compartas en los comentarios cómo te estas preparando para retomar tus actividades.

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Cómo nos llevamos con la tecnología?

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Por diferentes motivos escuchamos a gente de nuestra generación decir que no entienden los aparatos y la tecnología de hoy, y estoy hablando de personas de edad no muy avanzada.

Hay excelentes noticias para todos:

  1. SOMOS la generación que vio nacer todos estos cambios,  básicamente “vimos nacer» todo lo que hoy se está utilizando, y seguimos su desarrollo,  esto nos da la ventaja respecto de las nuevas generaciones que podemos entender qué estamos haciendo.
  2. La permanente evolución en la tecnología permite que podamos experimentar qué podemos hacer sin el miedo  a “que se rompa”, ya que tanto la evolución en lo que hace a los equipos en sí como a los programas que están disponibles los tornan muy confiables.

Solamente debemos vencer la pereza y dejar las excusas de lado para ponerse en acción.

Disponemos de innumerables aparatos y aplicaciones para explorar y conocer,  solamente debemos perder el miedo.

Reconozco que intimida algo ver cómo elementos que teníamos visto en novelas y películas de ciencia ficción hoy los tenemos al alcance de nuestras manos (como enviar un mensaje al otro extremo del mundo y que nos respondan casi antes de terminar de escribir, ó realizar una video llamada de forma tan fácil como establecer una comunicación telefónica normal)

Formas de estar en contacto con el mundo que parecían inalcanzables hoy forman parte de nuestra rutina.

Hoy debido a la pandemia que nos preocupa y que tiene escala mundial y en muchos casos impide que nos pongamos en contacto directo hasta con nuestros vecinos más cercanos, tenemos la posibilidad de “jugar” con las diferentes posibilidades de contactarnos con nuestros seres cercanos, no solo por voz sino con imágenes en tiempo real.

Aprovechemos esta gran posibilidad para no caer en posibles estados de ánimo no deseados.

Todo el que tenga una notebook, PC, tablet ó teléfono inteligente tiene a un dedo de distancia la posibilidad de encontrarse cara a cara con quien tenga necesidad de verse.

Estás comunicándote con tus afectos más cercanos (entendiéndose que no viven contigo?

Vía Whatsapp, Facebook, Skype, Instagram me mantengo en contacto con familiares y amigos.

También nos permite realizar infinidad de trámites desde casa, con mayor independencia de horarios y de inclemencias del tiempo, etc.

Estás sumándote a esta nueva etapa en las comunicaciones?

Estaría muy contento que compartas tus experiencias al respecto.

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