Creadores de contenidos e influencers

En los últimos años y especialmente a partir de la pandemia los términos creadores de contenido e influencers pasaron de ser algo relativamente novedoso a un término que escuchamos a diario y en todo lugar.

¿Y qué es un creador de contenidos o un influencer?

No es necesario investigar mucho para tener una idea bastante exacta de qué se trata, solamente debemos buscar en Internet y surgirán varios cientos (o miles de definiciones).

Todas ellas asociadas a la creación de videos, imágenes o publicaciones para internet.

Esto para los llamados creadores de contenidos, mientras que el segundo término lo asociamos más a quienes marcan tendencia en internet (Lee más al respecto haciendo clic aquí).

Si bien es cierto que se puede considerar términos relativamente nuevos, la actividad es tan vieja como la humanidad misma.

Basta con buscar algunos ejemplos al azar, en el momento de la historia que más te guste.

En el siglo pasado estaba casi exclusivamente destinado a los artistas de moda que imponían tendencias, o a los escritores que ubicaban millones de ejemplares de sus novelas.

Yendo mucho más atrás en el tiempo, y sin entrar en discusiones ni dejar a nadie de lado, si hablamos de los primeros líderes religiosos, de la creencia que quieras considerar, fueron los mayores «influencers», ya que sus acciones perduran hasta el día de hoy, habiendo pasado miles de años, modas, estilos e infinidad de acontecimientos diferentes, así como podemos considerar a quienes reflejaron en tablas, libros e ilustraciones como creadores de contenido magistrales ya que al día de hoy se siguen consumiendo sus obras.

Dicho esto, surge una pregunta que quiero que respondas sinceramente:

¿Eres un creador de contenido o un influencer?

Seguro que mientras lees esto te estarás pensando que es una pregunta totalmente sin sentido.

Quizás estés diciendo para tu interior: «Si no tengo página en internet, hago muy poco uso de Facebook y casi no utilizo otras redes sociales, tampoco tengo el valor de estar delante de una cámara salvo para las fotos personales».

Creadores de Contenido, Influencers, términos que asociamos a actividades en Internet

Si se te ha cruzado algo de esto por la mente, sigue leyendo, te puedes sorprender

Seguro que tienes un grupo de amigos, padres, hijos, parientes, compañeros de trabajo.

Con todos o con algunos de ellos tienes mayor o menor relación, te piden que los aconsejes o te toman de ejemplo por tus actitudes o estilo de vida.

¿De chico tuviste quien te sirviera de ejemplo o te hiciera descubrir tu vocación, marcándote la vida?

Si la respuesta es «SI», entonces…

Sin lugar a dudas has estado o eres influencer y creador de contenidos, ya que tus hechos y acciones inspiran a alguien, o has estado con «El» influencer que te ha marcado.

¿Has podido construir algo que te haga sentir completo?

Y no necesariamente físico, podemos hablar también de formar una familia o pertenecer a un grupo de amigos sinceros, realizar tareas solidarias o lo que se te venga en mente.

Entonces eres un gran creador de contenidos. (Puedes leer más al respecto haciendo clic aquí)

Como podrás ver, son términos nuevos que se aplican a todos y cada uno de nosotros, y no me parece justo asociarlo solamente a o que hoy se considera algo efímero.

Ahora bien, ¿Te consideras influencer y creador de contenidos?

Házmelo saber en los comentarios para ayudar a que la comunidad siga creciendo.

Si necesitas comunicarte con nosotros también lo puede hacer a través de los medios indicados en la sección de contacto, es un placer contactarte y asistirte.

Suscríbete al blog para ser el primero en enterarte de nuevas notas.

Si te ha gustado dale un me gusta y compártelo con tus contactos, será un placer que lo hagas.

El planeta de los simios

¿En cuánto nos parecemos?

Fragmento de la novela El planeta de los simios (de Pierre Boulle)

Sociedad de los simios

En la novela, hay tres especies de simios inteligentes, que comparten una misma cultura y viven en una sociedad similar a la de los humanos terrícolas de mediados del siglo XX; estas tres especies son los chimpancés, los gorilas y los orangutanes, cada especie tiene rasgos de personalidad característicos y ocupan puestos afines a tales rasgos:

Los gorilas son la clase dirigente: ocupan cargos políticos, militares, empresariales y posiblemente aristocráticos (se especula que en los albores de la civilización simia usaron la fuerza física para someter a las otras razas), tienen aptitud para liderar y administrar, son arrogantes, impetuosos y poco intelectuales. Según Mérou «los gorilas a veces escriben libros, pero se preocupan más por el continente que por el contenido».

Los orangutanes son la clase académica, son doctores, profesores (y probablemente también sacerdotes e incluso artistas), son quienes dirigen y administran las instituciones. Son de mentalidad estrecha, escolásticos y conservadores, según Zira «escriben libros repitiendo lo que otros orangutanes dijeron antes que ellos, y se dan entre sí premios, homenajes y puestos honoríficos en instituciones por ello». Miran con recelo y escepticismo la innovación, y su principal método de enseñanza es guiar a sus alumnos a cometer los mismos errores que sus predecesores cometieron para que aprendan de ellos.

Los chimpancés son la clase progresista: son científicos, inventores y artistas; salvo algunas excepciones, todas las innovaciones y avances en todos los campos de la sociedad a lo largo de la Historia de su civilización han sido realizados por chimpancés. Son enérgicos, curiosos, tienen la mente más abierta y son dados a experimentar y buscar cosas nuevas.

Si bien es cierto que estamos hablando de una novela de ciencia ficción, hay una muy buena interpretación de las conductas humanas, por supuesto transpoladas a los habitantes de este supuesto mundo.

¿Qué tiene que ver esto con nosotros?

Particularmente hoy me quiero referir a los orangutanes del Plantea de los Simios, y su principal rasgo distintivo según la novela.

Vuelvo a transcribir la caracterización:

Los orangutanes son la clase académica, son doctores, profesores (y probablemente también sacerdotes e incluso artistas), son quienes dirigen y administran las instituciones. Son de mentalidad estrecha, escolásticos y conservadores, según Zira «escriben libros repitiendo lo que otros orangutanes dijeron antes que ellos, y se dan entre sí premios, homenajes y puestos honoríficos en instituciones por ello». Miran con recelo y escepticismo la innovación, y su principal método de enseñanza es guiar a sus alumnos a cometer los mismos errores que sus predecesores cometieron para que aprendan de ellos.

He notado que en nuestros semejantes, estudiosos, políticos, y demás gente con buenos antecedentes educativos, que no se destacan precisamente por tener pensamientos innovadores o revolucionarios, sino más bien todo lo contrario, solamente describen lo que observan, muchas veces hechos que hace tiempo se vienen observando y repitiendo, solamente como críticos casuales sin tener en cuenta la historia, muchas veces no tan lejana.

Se observa en la clase política, que desde años habla de casi los mismos problemas y conflictos, como si estos fueran nuevos ó lo que es peor, como si ellos, profesionales de la política fuesen recién llegados a este mundo.

Ejemplos de ello: violencia, delincuencia, drogas.

Otro ejemplo con el que me he encontrado en estos días (reconozco que si bien lo había notado, estaba «en modo automático» y lo miraba sin ver), y que nos afecta en forma directa a quienes superamos los 50:

Los «ejecutivos » encargados de selección de personal.

Como en el planeta de los simios, me he encontrado notas donde «descubren» la discriminación que se realiza sistemáticamente en la mayoría (ACLARO, no en todas) las empresas el momento de incrementar o renovar la fuerza laboral.

Por lo menos desde mis años de colegio secundario recuerdo el triste hecho de que quien quedaba sin trabajo luego de los 40 era prácticamente un sentenciado a ser desocupado eterno.

Los motivos (esgrimidos antes y muchas veces en éstos días) para ser excluidos:

  • Gente grande, ya cansada
  • Sin motivación para emprender algo nuevo
  • Traen muchos «vicios» de los trabajos anteriores, que no se condicen con la nueva propuesta
  • Sin ganas de seguir creciendo (léase aprender nuevas competencias).
  • Piden mucho por el puesto a ocupar.

Está demostrado que todos estos juicios son errados en la mayoría de los casos (como en todo, hay personas y personas). Te invito a que hagas clic aquí para interiorizarte algo más.

Si bien el tema parece estar tomándose un poco más en serio, sigue siendo prácticamente imposible encontrar en los requisitos de búsqueda laboral la no restricción en el rango etario.

La consigna en las empresas parece ser: paguemos lo menos posible para reducir costos.

Un pensamiento lógico en toda empresa, pero que no tiene muchas veces en cuenta el daño colateral: Alta rotación de personal, ya sea porque no cumplen los estándares exigidos (muchas veces incompatibles, como ser muy joven pero contar con gran experiencia), y también por otro gran cambio que se da en las fuerzas laborales: priman los espacios para crecimiento personal en lugar del sacrificio para la sola ganancia de la empresa.

¿Qué se observa en los anuncios de solicitud de personal?

De momento, la mayoría de los especialistas en selección de personal parecen hablar y preocuparse mucho del tema, sin embargo mi percepción es que estamos mucho peor que hace 40 años, pues cada vez se tiene menos en cuenta la experiencia adquirida en el transcurso de los años, a favor del ímpetu que suponen las nuevas generaciones (Haz clic aquí para tener mayor información)

Parecería que los profesionales e recursos humano solamente ven como espectadores estos hechos, y poco parecen actuar sobre la otra pata de la cuestión: los empleadores

Como todos, las consultoras y reclutadores de recursos tratan de ganar la oferta de tomar la cuenta de una empresa para su gestión como selectores de personal, lo cual es lógico pues de eso viven, y pocas intentan hacer un enfoque más profundo respecto de los motivos de la discriminación por edad como requisito de selección, y solamente realizan el enfoque en función de lo que solicitan, sin tratar de profundizar en los motivos. (Puedes leer más al respecto haciendo clic aquí)

A pesar de ello, como mencioné anteriormente, se torna un tema redundante a lo largo del tiempo, solamente interesante para una publicación o una nota en laguna revista o periódico, pero no parece ser motivo de investigación, a pesar de la evidencia médica que confirma que la edad no es un impedimento para nuevas oportunidades.

Por supuesto no es una generalización, es solamente lo que observo humildemente desde mi punto de observación.

La edad suma experiencia, y quienes ya la tienen pueden generar una sinergia muy positiva en las generaciones más jóvenes.

En definitiva, muchos parecen tener opinión formada respecto del poder de la fuerza de trabajo en gente de más de 50 años, y muy pocos ponen énfasis en tratar de cambiar la mentalidad de quienes necesitan de la fuerza laboral, desde mi punto de vista similar comportamiento al de los orangutanes de la novela

Difieres en mucho con lo expresado en la nota?

Házmelo saber con tus comentarios, el debate respetuoso siempre es bienvenido.

Si te gustó, dale me gusta y compártela.

Suscríbete para recibir notificaciones de nuevas entradas, y síguenos en nuestras redes

¿Has perdido la motivación?

Esto entonces es para ti

Si te digo «Síndrome del Nido Vacío», es muy probable que sepas a qué se refiere.

Se aplica a los padres cuando llega el momento en que los hijos de van de casa, y la sensación de vacío que ello genera.

También he notado que luego de los 50 años se puede dar un concepto similar, aunque, como en mi caso, esté llegando a los 60, con hijos que de momento siguen su carrera estudiando y en casa.

Con un trabajo en el que estoy a gusto, una familia por la cual «seguir corriendo » (en el buen sentido y con mucho placer, por supuesto).

Sin embargo, un día me di cuenta que había algo que me tenía «atrapado»:

Si bien estaba ocupado, había perdido la motivación de avanzar.

Estaba actuando «en modo piloto automático».

¿Qué había sucedido?

Pasó casi sin darme cuenta, hasta que una tarde vi todo de forma bastante clara:

  • Me sentía como que me faltaba algo (el no poderlo definir me ponía en cierta forma triste, además del sentimiento de vacío que a veces me abrazaba)
  • No tenía ni rumbo ni proyectos para hacer, salvo lo que ya venía haciendo en modo automático
  • Por momentos, en los ratos en que los ocupaba para descansar, me sentía aburrido
  • Lo peor, ya «me empezaba a sentir viejo» y lo estaba tomando como algo natural e inevitable

Todo muy similar a lo que se describe como el Síndrome del Nido Vacío, aunque con los pichones todavía en el nido.

Gracias a un desafío que me planteó mi hijo (haz clic aquí para ver la nota donde explico de qué se trata), pude encontrar un camino para salir de donde estaba estancado.

Hay buenas noticias

Si bien es un estado en el que, una vez dentro, puede resultar difícil encontrar un camino de salida, hay cosas en las que nos podemos enfocar para ir recuperando calidad de vida.

  • Redirigirnos y buscar nuevas expectativas
  • Mantenernos en contacto con amigos y familiares, ya sea por llamadas, o salidas con ellos
  • Ser positivo
  • Buscar apoyo de sentir que no podemos con ello (sin sentir vergüenza por ello, es lo peor que podemos hacer)

En definitiva: Buscar nuevas oportunidades.

Como indiqué más arriba, lo que sentía estaba más allá de mi realidad laboral y falmiliar.

En lo laboral, necesito mantenerme activo y actualizado en forma constante.

En lo familiar, tengo una compañera espectacular, y de mis hijos nada que objetar, todo lo contrario.

Se dio en el aspecto personal, vi que estaba descuidando mi integridad, lo que más tarde o más temprano puede llevar a afectar el resto.

Conclusión

Necesitamos encontrar lo que nos permita recargar energías y vitalidad, en actividades que nos hagan sentir plenos, tanto a nivel mental como físico, y no «sentirnos viejos», por supuesto siempre teniendo en cuenta nuestras realidades (puede leer más la respecto haciendo clic aquí)

Puede ser una actividad física, aprender algo nuevo, desarrollar esas habilidades que sabemos que tenemos y nunca nos permitimos hacerlo).

De esto se trata Ser Perennial, elegir seguir creciendo en lugar de simplemente envejecer.

Consultar a tu médico y una buena alimentación son fundamentales (haz clic aquí para leer más al respecto)

Si te sientes identificado y necesitas consultarme será un placer guiarte, sigue este enlace para ponerte en contacto en forma privada.

Suscríbete al blog para recibir notificaciones de nuevas entradas y hacer crecer la comunidad Perennial.

Si te ha gustado la nota dale un me gusta y compártela en tus redes.

Síguenos en Facebook (Los Perennials), Instagram (somosperennials) y Twiter (Somos Perennials)

Nos encontramos.

No soy yo, eres tú…

Para reflexionar

Llega el momento en que una pareja comienza un diálogo muy serio, y escuchamos:

«No eres tú, soy yo…»

Sinceramente, ¿quién no ha pasado por este momento alguna vez?

Una forma elegante de decir que no somos los responsables, sin tener que decirlo directamente…

Bien, volviendo al título de la nota, estamos parafraseando el viejo latiguillo, lo que hoy quiero comentarles no es exclusivo de las relaciones de pareja.

Un tema tan viejo como la humanidad.

¿Quién no ha tenido un momento malo en el día?

Es un tema que nos sucede a todos, desde las plantas (quizás para ellas el no recibir el riego necesario), pasando por los animales (quizás la presa que se le escapa o la que es víctima del ataque), y por supuesto a nosotros.

La diferencia es que en nosotros los motivos de pasar por un mal momento son por una gran diversidad de temas.

El mayor problema es que debido (o por desgracia) a nuestra capacidad intelectual tendemos a personalizar demasiado y, a veces, a sobredimensionar la situación.

¿A qué lleva esto?

Muchas veces tendemos a perder la objetividad (me incluyo en éste punto) y comenzamos a tomar las cosas como personales.

A tal punto que llegamos a creer que siempre «la culpa es del otro», nosotros no hemos hecho nada para llegar a esta situación.

Esto puede puede llegar a situaciones más o menos violentas, sea en el nivel que sea.

¿No sienten a veces como que es asfixiante?

En los noticieros, los argumentos de las novelas, en el deporte, en las redes sociales.

Sin olvidarnos el nivel de ansiedad que desde hace casi 2 años nos viene acompañando (y por lo que se puede inferir de las informaciones de las que se dispone) segurá con nosotros un tiemo más.

Está en nosotros aliviar la situación

Como hemos visto en otra nota (haz click aquí para verla), las redes sociales nos han ayudado a ampliar nuestros horizontes, y también permiten un grado de anonimato que hace posible que mostremos en ellas «nuestro otro yo», mediante comentarios y actitudes que muy difícilmente tendríamos en el cara a cara con otra persona.

Podemos aportar nuestro granito de arena, siendo objetivos con nosotros mismos, recordar que el receptor de nuestros mensajes (ya sea a través de las redes sociales o en el trato diario con nuestros semejantes) es tan humano como nosotros, con sus momentos buenos, regulares y malos.

Realizar el esfuerzo de ser empáticos con quienes nos rodean muchas veces puede parecer algo inútil (después de todo, «yo no hice nada malo para que el otro reaccione así»).

No está de mas recordar que nosotros somos «los demás» para los demás.

Es una tarea que a veces require un esfuerzo especial, pero el fin vale la pena (Haz click aquí para leer algo màs al respecto).

Bien podríamos decir que ya «estamos grandes para cambiar», con voluntad podemos poner nuestro granito de arena para mejorar la convivencia.

Te dejo otro enlace para leer al respecto, haz click aquí.

Entre todos podemos llegar a cambiar el «no soy yo, sos vos» por «¿hay algo que pueda hacer para mejorar tu día?»

Deja tus comentarios al respecto, hechos con respeto son publicados sea cual sea tu punto de vista, me ayudan a segir creciendo.

Si puedo serte de ayuda y deseas contactarte en forma privada puede hacerlo desde la sección «comunícate con nosotros».

Suscríbete para recibir notificaciones de nuevas entradas.

Estas notas se escriben desde Rosario Argentina, por favor hazme saber desde qué país me lees.

También puedes compartir la nota si te ha gustado.

Nos encotramos en la próxima nota.

Las redes sociales.

¿Nos unen o nos separan?

Ya hemos visto en notas anteriores cómo nos relacionamos con la tecnología, que no debemos temer de utilizarla, y la ayuda que fue para todos los avances en las comunicaciones y la aparición de las redes sociales (puedes leer más al respecto haciendo click aquí)

Podemos estar conectados con el resto del mundo, ya sea a nivel personal como laboral.

Al día de hoy parecería que lentamente se está volviendo a la normalidad pre-pandemia, con aperturas graduales en prácticamente todas las actividades en todos los ámbitos, y son señales que nos vuelven a colocar las ganas de socializar en nuestro cuerpo.

¿Y las redes en qué lugar quedarán?

Sabemos de antes de la declaración de la pandemia que todas las redes sociales ganaron en importancia en el uso, con enormes cantidad de usuarios activos día a día.

En el día a día se alternaba su uso con las reuniones personales como forma de socializar.

De repente se volvió casi nuestro único vínculo con todos nuestros afectos toda vez que no se podían realizar reuniones fuera del grupo de convivientes del hogar.

Se tomó como nueva forma de reunirse, realizar festejos o conocer gente.

¿Y es bueno o es malo?

Como toda herramienta, entiendo que el resultado será según el uso que le demos.

Vimos que nos permite conocer gente, relacionarnos de otra forma.

También permite que bajo un supuesto anonimato tengamos actitudes que frente a frente con otra persona posiblemente ni se nos ocurriría tener.

Todo depende de la responsabilidad con las que las utilicemos, como sucede con todo (lee más haciendo click aquí).

¿Entonces las redes nos unen o nos separan?

Justamente algo de esto pude observar hace unos días atrás, en ocasión de la caída a nivel global de Whatsapp y Facebook, dejó a prácticamente todo el mundo descolocado.

Para muchos, incluso a nivel laboral, prácticamente significó el sentirnos nuevamente aislados, casi solos en en medio de la nada.

Vi a mucha gente preocupada por no poder contactarse son alguien, con preocupación realmente sentida.

Me pareció observar que una gran mayoría invirtió los roles de las plataformas de comunicación, donde dejaron de ser un medio para convertirse en un fin en sí mismas.

Llegado este punto, incluso por lo que se publicó en los diferentes medios de comunicación, hubo un nivel de desasosiego bastante fuera de lo común, donde nos dimos cuenta que una conversación telefónica no a todos se les pasó por la mente.

Las comunicaciones y las redes nos han permitido sobrellevar mucho mejor los períodos de aislamiento

Conslusión

No podemos negar que la tecnología ha avanzado muchísimo y nos ha permitido reducir distancias.

Sin embargo me parece notar que hemos dejado mucho en manos de ella en lo que respecta a nuestras relaciones, cosa que en algunas ocasiones puede resultar contraproducente.

Está en nosotros volver a lograr un punto de equilibrio entre lo real y lo virtual.

Deja tus comentarios al respecto, tanto si opinas de forma diferente o estás en mayor o menor medida de acuerdo con la nota en base a tus experiencias.

DESSDE QUÉ PAÍS NOS LEES?

No olvides suscribirte para recibir notificaciones de las nuevas entradas, y comparte la nota en tus redes si te ha gustado.