Solidaridad y pandemia, educamos bien a nuestros hijos?

¿Fuimos educados y tratamos de formar a nuestros hijos para lograr una sociedad solidaria?

Al día de hoy casi nadie duda de los cambios que hemos hecho en nuestros hábitos cotidianos dese la irrupción del Covid-19.

Desde un cierre total en casi todos los países al encierro en nuestros hogares para cumplir cuarentenas.

No salir de nuestras casas salvo para lo imprescindible, evitar la cercanía con otras personas, movernos bajo protocolos sanitarios estrictos.

Todos estamos de acuerdo en tratar de no contagiarnos y que no se contagien nuestros seres queridos, actitud instintiva y solidaria con los nuestros, sin lugar a egoísmos.

Llega la nueva normalidad

Luego de pasado el primer susto y ver que se pudo lograr un cierto control, como paso siguiente las autoridades permiten salir parcialmente del encierro de nuestras casas, bajo nuevos protocolos para volver a relacionarnos en los diferentes ámbitos con nuestros semejantes.

Tenemos nuevas normas para un comportamiento responsable en la calle

Y aquí comienzan a observarse actitudes respecto de nosotros y el resto.

Podemos salir nuevamente, con cuidado, para no contagiarnos.

Queremos esto para nosotros, pero, ¿cuidamos de la misma manera a nuestros semejantes?

Distanciamiento social

Lo respetamos?

Por etapas comienzan a retomarse las actividades, salir con nuestros hijos que tanto lo necesitan (y nosotros también), apertura de negocios, autorizaciones para caminar, correr (tomando recaudos), ir a los gimnasios.

Como noticia a nivel mundial destaca el rápido relajamiento de las normas de higiene indicadas, en los parques donde se puede ver gente reunida en pequeños grupos (donde en principio no son actividades permitidas), bares donde hay más gente que la indicada en los protocolos sanitarios, reuniones en casa en grupos más grandes que los permitidos.

El mensaje no verbal que transmitimos es:

Si yo no estoy enfermo, no es necesario que me cuide tanto, total no voy a contagiar a nadie.

Sentir que porque aparentemente estamos sanos hace que se relajen las precauciones a tomar

No podemos tener la seguridad de estar totalmente sanos, lo que debería levar a la pregunta: con quien me cruce en la calle, ¿estará sano?

Todos en mayor o menor medida tuvimos este pensamiento, más allá de ello el punto es que llevarlo a la práctica denota un desapego por nuestra salud y la de los seres con los que convivimos, así como una falta de respeto y cuidado con quienes eventualmente nos podamos cruzar.

Luego, a pesar que no nos cansamos de repetir que como sociedad hemos evolucionado mucho, en estos momento críticos observamos que nuestra esencia no ha cambiado respecto de hace 200 o 300 años, sigue prevaleciendo lo individual sobre lo colectivo, lo vemos en grupos de todas las edades.

Resulta llamativo que quienes tienden a ser menos considerados con el prójimo son relativamente jóvenes, en un rango etario donde se consideran respetuosos y comprometidos con el entorno a nivel ecológico, por supuesto que no es norma general.

En cierta forma nuestra «evolucionada» sociedad de la tolerancia y el respeto se muestra como egoísta y discriminadora, y al enfermo se lo ve como un ser maligno que desea nuestro mal solamente.

No es un hecho nuevo, el pensamiento individual ha existido desde que el hombre es hombre, y ha sido popularidada en la teoría del «hombre como lobo del hombre» de Thomas Hobbe.

Este individualismo ha ido en aumento muchas veces auspiciado por mensajes de consumismo donde lo fundamental es ser diferente al resto, la mayoría de las veces por la posesión de cosas materiales y relativamente superfluas, en lugar de poder diferenciarnos a partir de nuestro desarrollo interior.

Como reflexión podemos decir que no hemos crecido a nivel social para cuidarnos entre todos más que lo justo y necesario, y consciente o inconscientemente es lo que transmitimos a nuestros hijos, y es en esta «nueva normalidad» donde se observa en toda su plenitud.

EL ritmo diario no nos permitía ver esta actitud que se observa en todos los ámbitos: político, laboral, social…..

Por supuesto que no todos actúan de esa manera, estamos ante un momento que desde mi punto de vista puede ser excelente para que entre todos podamos gestionar seriamente un gran cambio, comenzando si aún no lo has hecho o avanzando con nuestras actitudes con nuestros semejantes.

Cabe aclarar que esta nota en ningún momento tiene la intención de juzgar a nadie, desde el momento que quien escribe también debe estar permanentemente atento a tratar de tener actitudes responsables para con el resto

Todos somos propensos a tener momentos de dispersión respecto de actitudes nuevas para todos.

En conclusión:

¿Podremos hacer que realmente esta «nueva normalidad» sea el puntapié inicial para una «nueva comunidad»?

Creo que lentamente podemos reforzar el cambio

¿Tú qué opinas?

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2 comentarios en “Solidaridad y pandemia, educamos bien a nuestros hijos?

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