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¿Has perdido la motivación?

Esto entonces es para ti

Si te digo «Síndrome del Nido Vacío», es muy probable que sepas a qué se refiere.

Se aplica a los padres cuando llega el momento en que los hijos de van de casa, y la sensación de vacío que ello genera.

También he notado que luego de los 50 años se puede dar un concepto similar, aunque, como en mi caso, esté llegando a los 60, con hijos que de momento siguen su carrera estudiando y en casa.

Con un trabajo en el que estoy a gusto, una familia por la cual «seguir corriendo » (en el buen sentido y con mucho placer, por supuesto).

Sin embargo, un día me di cuenta que había algo que me tenía «atrapado»:

Si bien estaba ocupado, había perdido la motivación de avanzar.

Estaba actuando «en modo piloto automático».

¿Qué había sucedido?

Pasó casi sin darme cuenta, hasta que una tarde vi todo de forma bastante clara:

  • Me sentía como que me faltaba algo (el no poderlo definir me ponía en cierta forma triste, además del sentimiento de vacío que a veces me abrazaba)
  • No tenía ni rumbo ni proyectos para hacer, salvo lo que ya venía haciendo en modo automático
  • Por momentos, en los ratos en que los ocupaba para descansar, me sentía aburrido
  • Lo peor, ya «me empezaba a sentir viejo» y lo estaba tomando como algo natural e inevitable

Todo muy similar a lo que se describe como el Síndrome del Nido Vacío, aunque con los pichones todavía en el nido.

Gracias a un desafío que me planteó mi hijo (haz clic aquí para ver la nota donde explico de qué se trata), pude encontrar un camino para salir de donde estaba estancado.

Hay buenas noticias

Si bien es un estado en el que, una vez dentro, puede resultar difícil encontrar un camino de salida, hay cosas en las que nos podemos enfocar para ir recuperando calidad de vida.

  • Redirigirnos y buscar nuevas expectativas
  • Mantenernos en contacto con amigos y familiares, ya sea por llamadas, o salidas con ellos
  • Ser positivo
  • Buscar apoyo de sentir que no podemos con ello (sin sentir vergüenza por ello, es lo peor que podemos hacer)

En definitiva: Buscar nuevas oportunidades.

Como indiqué más arriba, lo que sentía estaba más allá de mi realidad laboral y falmiliar.

En lo laboral, necesito mantenerme activo y actualizado en forma constante.

En lo familiar, tengo una compañera espectacular, y de mis hijos nada que objetar, todo lo contrario.

Se dio en el aspecto personal, vi que estaba descuidando mi integridad, lo que más tarde o más temprano puede llevar a afectar el resto.

Conclusión

Necesitamos encontrar lo que nos permita recargar energías y vitalidad, en actividades que nos hagan sentir plenos, tanto a nivel mental como físico, y no «sentirnos viejos», por supuesto siempre teniendo en cuenta nuestras realidades (puede leer más la respecto haciendo clic aquí)

Puede ser una actividad física, aprender algo nuevo, desarrollar esas habilidades que sabemos que tenemos y nunca nos permitimos hacerlo).

De esto se trata Ser Perennial, elegir seguir creciendo en lugar de simplemente envejecer.

Consultar a tu médico y una buena alimentación son fundamentales (haz clic aquí para leer más al respecto)

Si te sientes identificado y necesitas consultarme será un placer guiarte, sigue este enlace para ponerte en contacto en forma privada.

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Nos encontramos.

No soy yo, eres tú…

Para reflexionar

Llega el momento en que una pareja comienza un diálogo muy serio, y escuchamos:

«No eres tú, soy yo…»

Sinceramente, ¿quién no ha pasado por este momento alguna vez?

Una forma elegante de decir que no somos los responsables, sin tener que decirlo directamente…

Bien, volviendo al título de la nota, estamos parafraseando el viejo latiguillo, lo que hoy quiero comentarles no es exclusivo de las relaciones de pareja.

Un tema tan viejo como la humanidad.

¿Quién no ha tenido un momento malo en el día?

Es un tema que nos sucede a todos, desde las plantas (quizás para ellas el no recibir el riego necesario), pasando por los animales (quizás la presa que se le escapa o la que es víctima del ataque), y por supuesto a nosotros.

La diferencia es que en nosotros los motivos de pasar por un mal momento son por una gran diversidad de temas.

El mayor problema es que debido (o por desgracia) a nuestra capacidad intelectual tendemos a personalizar demasiado y, a veces, a sobredimensionar la situación.

¿A qué lleva esto?

Muchas veces tendemos a perder la objetividad (me incluyo en éste punto) y comenzamos a tomar las cosas como personales.

A tal punto que llegamos a creer que siempre «la culpa es del otro», nosotros no hemos hecho nada para llegar a esta situación.

Esto puede puede llegar a situaciones más o menos violentas, sea en el nivel que sea.

¿No sienten a veces como que es asfixiante?

En los noticieros, los argumentos de las novelas, en el deporte, en las redes sociales.

Sin olvidarnos el nivel de ansiedad que desde hace casi 2 años nos viene acompañando (y por lo que se puede inferir de las informaciones de las que se dispone) segurá con nosotros un tiemo más.

Está en nosotros aliviar la situación

Como hemos visto en otra nota (haz click aquí para verla), las redes sociales nos han ayudado a ampliar nuestros horizontes, y también permiten un grado de anonimato que hace posible que mostremos en ellas «nuestro otro yo», mediante comentarios y actitudes que muy difícilmente tendríamos en el cara a cara con otra persona.

Podemos aportar nuestro granito de arena, siendo objetivos con nosotros mismos, recordar que el receptor de nuestros mensajes (ya sea a través de las redes sociales o en el trato diario con nuestros semejantes) es tan humano como nosotros, con sus momentos buenos, regulares y malos.

Realizar el esfuerzo de ser empáticos con quienes nos rodean muchas veces puede parecer algo inútil (después de todo, «yo no hice nada malo para que el otro reaccione así»).

No está de mas recordar que nosotros somos «los demás» para los demás.

Es una tarea que a veces require un esfuerzo especial, pero el fin vale la pena (Haz click aquí para leer algo màs al respecto).

Bien podríamos decir que ya «estamos grandes para cambiar», con voluntad podemos poner nuestro granito de arena para mejorar la convivencia.

Te dejo otro enlace para leer al respecto, haz click aquí.

Entre todos podemos llegar a cambiar el «no soy yo, sos vos» por «¿hay algo que pueda hacer para mejorar tu día?»

Deja tus comentarios al respecto, hechos con respeto son publicados sea cual sea tu punto de vista, me ayudan a segir creciendo.

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Nos encotramos en la próxima nota.

Las redes sociales.

¿Nos unen o nos separan?

Ya hemos visto en notas anteriores cómo nos relacionamos con la tecnología, que no debemos temer de utilizarla, y la ayuda que fue para todos los avances en las comunicaciones y la aparición de las redes sociales (puedes leer más al respecto haciendo click aquí)

Podemos estar conectados con el resto del mundo, ya sea a nivel personal como laboral.

Al día de hoy parecería que lentamente se está volviendo a la normalidad pre-pandemia, con aperturas graduales en prácticamente todas las actividades en todos los ámbitos, y son señales que nos vuelven a colocar las ganas de socializar en nuestro cuerpo.

¿Y las redes en qué lugar quedarán?

Sabemos de antes de la declaración de la pandemia que todas las redes sociales ganaron en importancia en el uso, con enormes cantidad de usuarios activos día a día.

En el día a día se alternaba su uso con las reuniones personales como forma de socializar.

De repente se volvió casi nuestro único vínculo con todos nuestros afectos toda vez que no se podían realizar reuniones fuera del grupo de convivientes del hogar.

Se tomó como nueva forma de reunirse, realizar festejos o conocer gente.

¿Y es bueno o es malo?

Como toda herramienta, entiendo que el resultado será según el uso que le demos.

Vimos que nos permite conocer gente, relacionarnos de otra forma.

También permite que bajo un supuesto anonimato tengamos actitudes que frente a frente con otra persona posiblemente ni se nos ocurriría tener.

Todo depende de la responsabilidad con las que las utilicemos, como sucede con todo (lee más haciendo click aquí).

¿Entonces las redes nos unen o nos separan?

Justamente algo de esto pude observar hace unos días atrás, en ocasión de la caída a nivel global de Whatsapp y Facebook, dejó a prácticamente todo el mundo descolocado.

Para muchos, incluso a nivel laboral, prácticamente significó el sentirnos nuevamente aislados, casi solos en en medio de la nada.

Vi a mucha gente preocupada por no poder contactarse son alguien, con preocupación realmente sentida.

Me pareció observar que una gran mayoría invirtió los roles de las plataformas de comunicación, donde dejaron de ser un medio para convertirse en un fin en sí mismas.

Llegado este punto, incluso por lo que se publicó en los diferentes medios de comunicación, hubo un nivel de desasosiego bastante fuera de lo común, donde nos dimos cuenta que una conversación telefónica no a todos se les pasó por la mente.

Las comunicaciones y las redes nos han permitido sobrellevar mucho mejor los períodos de aislamiento

Conslusión

No podemos negar que la tecnología ha avanzado muchísimo y nos ha permitido reducir distancias.

Sin embargo me parece notar que hemos dejado mucho en manos de ella en lo que respecta a nuestras relaciones, cosa que en algunas ocasiones puede resultar contraproducente.

Está en nosotros volver a lograr un punto de equilibrio entre lo real y lo virtual.

Deja tus comentarios al respecto, tanto si opinas de forma diferente o estás en mayor o menor medida de acuerdo con la nota en base a tus experiencias.

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¿Y cuál es tu excusa?

Proyectos que tenemos en mente

Siempre tenemos algún proyecto en mente, no importa el tamaño del mismo, en algún momento surge alguna inquietud que nos gustaría realizar.

Hasta aquí todo perfecto, tenemos varias ideas en mente, y una de ellas se termina decantando como la mejor para ponerla en práctica inmediatamente.

Y es en este preciso momento donde casi siempre comenzamos a auto excusarnos para postergarla:

  • No tengo tiempo
  • ¿A esta edad?
  • Eso no es para mí
  • Voy a terminar haciendo el ridículo

Y la lista se puede tornar interminable…

Las excusas no son solamente ideas propias

Todos en mayor o menor medida tenemos algunos de estos pensamientos para retrasar el momento de romper nuestra rutina.

Porque en definitiva, salvo contadas excepciones, se trata de esto: Nos cuesta salir de la zona en que estamos cómodos.

Solamente tenemos que mirar a nuestro alrededor, seguro encontraremos alguien en esta situación (además de nosotros)…

Por supuesto, siempre teniendo en cuenta nuestra realidad, un análisis lo más sincero posible hacia nosotros mismos casi siempre nos indicará que la mayoría de los proyectos que tenemos en mente son posibles de comenzar.

¿Sinceramente tengo posibilidades de hacerlo?

Siempre teniendo en cuenta nuestras limitaciones, y con las consultas a nuestros médicos entiendo que la respuesta se sí, ya sea de comenzar o retomar estudios, querer realizar alguna actividad física o lo que sinceramente nos haga sentir mucho mejor.

Haz clic aquí para ver un ejemplo de ello (video de Youtube)

No solamente estamos hablando de proyectos que involucran actividad física, haz clic aquí para ver algo más al respecto

Cuando hay voluntad las excusas se esfuman

Visto que muchas veces es cuestión de actitud, les recuerdo algunas cosas a tener en cuenta:

Es así como lo veo, y trato de hacerlo dentro de mis posibilidades:

Hago actividad física regular

Me informo y trato de aprender cosas nuevas todos los días

Visito regularmente a mi médico.

Es una forma de seguir creciendo día a día.

Te invito que dejes en los comentarios tu opinión, ¿Eres activo o pones excusas?

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¿Nos tratamos con respeto?

¿Solamente el resto de la sociedad es intolerante o nosotros también lo somos?

Estoy volviendo del trabajo, una tarde común de un día normal.

Normalmente es un momento donde «hago cambio de chip», tratando de dejar de lado el ajetreo laboral para llegr bien a casa.

Además de esto, me pongo a observar lo que sucede alrededor, además de la lógica preocupación por la situación pandémica.

En general además del agobio se nota en al gente una mayor tensión a la esperada.

En mayor o menor medida termina afectando nuestros niveles de tolerancia.

Es solamente una sensación, que se da a mi alrededor

Se debe a la situación actual de mi ciudad/país/región….

Es un pensamiento con el cual trato de minimizar este hecho.

Luego, comienzo a ver en noticias, redes sociales, en diferentes sitios…

En cualquier lugar se dan los mismos hechos.

Es el otro quien no tolera

Conversando de este tema con amigos o conocidos, es una conclusión general:

«El resto del mundo es cada día más intolerante, por suerte trato de mantenerme calmo».

Independientemente del grupo etario las percepciones son muy similares.

Es el otro, no soy yo…

Independientemente de la educación recibida, noto una gran brecha entre lo que se trata de inculcar y lo que realmente terminamos haciendo, si bien creo que todos entendemos los conceptos básicos, no nos enseñan a ser empáticos.

Tendemos a creer que solamente nosotros tenemos preocupaciones y/o días pésimos, el resto vive una vida de película y no nos comprende, solamente es intolerante y con ganas de molestar al prójimo.

Sin darnos cuenta, muchas veces no tenemos empatía con nuestros semejantes

No sabes el día que tengo…

Es casi una muletilla para muchos.

Casi siempre demoras para legar a algún sitio, congestión en el tránsito, nuestro jefe con su humor, impuestos a pagar….

Casi nunca pensamos que quien está enfrente nuestro tiene los mismos inconvenientes que nosotros, o incluso peores.

Pequeñas actitudes en el día a día pueden ayudar y mucho a que todos estemos un poco mejor

¿Nos hemos puesto a pensar que incluso la reacción puede deberse a una suma de pequeñas cosas?

A nivel global sucede lo mismo, y tengo la sensación que ni siquiera la dirigencia política de alto nivel escapa a esta realidad, basta con ver a diario las declaraciones en los principales portales mundiales de noticias. (puedes leer más al respecto haciendo click aquí)

¿Entonces?

Debemos empezar a ser conscientes de nosotros y de quienes nos rodean, sean o no conocidos, para poder comenzar un sincero aunque lento cambio en nuestros comportamientos.

Por supuesto nadie puede mirar para otro lado, después de todo, todos somos «nosotros» y al mismo tiempo todos somos «los demás».

¿Estás dispuesto a aceptar el desafío?

Yo estoy en el intento de los primeros pasos (te invito a reflexionar también viendo esta nota).

Espero tus comentarios al respecto, tanto en los comentarios como en un mensaje particular si puede serte de utilidad.

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