Muchas veces, si no tenemos el contexto y la perspectiva de la vista completa, podemos llegar a conclusiones equivocadas.
«Todo cambia según el cristal con el que se mire», dice el viejo dicho…
Personalmente también lo creo, no por haberlo escuchado infinidad de veces (literalmente), sino por haberlo vivido en mí mismo.
La vida misma es un sube y baja, tenemos momentos en que estamos excelentemente bien y otros donde el panorama parece bastante sombrío…
Es una situación molesta
¿Han tenido una charla con un amigo o amiga que les cuenta lo desmotivado que se siente, y al indagar un poco en el porqué, pueden notar que la situación puede no ser tan compleja como ella o él la describen?
Un par de palabras nuestras y observamos que su actitud cambia.
¿O, por el contrario, hay días en que nuestro ánimo no es el mejor, y algún pequeño hecho hace que el camino sea nuevamente menos empinado?
¿Qué es lo que sucede?
¿Somos milagrosos por lo sucedido con nuestro amiga o amigo o mágicamente hemos descubierto algún secreto que nos ha permitido cambiar nuestro ánimo?
Lamento decir que no es así, desde fuera y en forma objetiva un motivo de preocupación se observa de forma imparcial en un caso, y en el otro en algún momento dejamos de enfocarnos en lo que nos agobiaba y nuestra mente más calma abordó el tema de forma más imparcial.
Es decir, «lo vemos con un cristal de diferente color».
Sin mayor referencia, ¿puedes saber si la foto que ilustra esta nota fue tomada al comienzo del día o al final del mismo?
En el día a día suele suceder lo mismo, nos enfocamos en una situación puntual y dejamos de ver el contexto, y esta «falta de claridad» nos ancla en un punto fijo.
¿Puedes decir en qué momento fue tomada esta imagen? De noche, correcto?
No es así, fue una mañana luminosa donde la Luna se veía maravillosamente clara, el zoom del equipo hizo el resto.
En lo personal me ha sucedido y conozco la sensación que ello genera, y también puedo decir que aprendí a ver el contexto, lo que me permite una mejor visión para seguir avanzando.
Está en nosotros decidir si en nuestra foto «amanece u oscurece».
No se trata de tomar las cosas de forma inconsciente y actuar como si nada sucediera, sino de seguir creciendo de la mejor forma posible, incluso tomando acontecimientos no muy felices como oportunidad de aprender en lugar de asumirlos como un fracaso.
Tenemos internamente 2 voces, una que critica y paraliza, y otra que nos da fuerzas para avanzar.
El secreto es acallar la voz criticona y prestar más atención a las que nos motiva, parece una tarea casi imposible pues hemos sido programados para que sea esta voz la que tenga casi todo el mando, siendo muchas veces muy déspota con nosotros mismos y nos desalienta en lugar de ser crítica y objetiva.
Cualquiera sea la estación de año, su voz interior las alienta a seguir adelante en cuanto puedan, en lugar de decirles solamente «con este clima, ¿para qué te vas a esforzar en florecer?
¿Cuál es tu actitud?
Tratas de ver toda la situación o actúas en función de la primera impresión?
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A partir de algo que si bien en nuestro inconsciente podía estar presente, muchos de nosotros no creíamos sinceramente que pudiéramos llegar a tener que estar sin poder salir de casa, y, en las actividades en las que se pudo, muchos tratamos de continuar con nuestras actividades.
¿El teletrabajo fue la solución para todos?
Es una realidad (por el momento) que no fue ni es una posibilidad para todos, determinados rubros necesitan de la presencialidad para la actividad que realizan.
Dejando de lado este tema, lo que parecía que podía llegar a causar un caos general en casa reordenó nuestros ambientes, generando espacios donde poder trabajar y/o estudiar.
Comodidad, libertad de poder trabajar o estudiar en el lugar de nuestra casa donde estuviéramos más cómodos, la posibilidad de vestirnos de manera más informal, no estar largo tiempo realizando viajes hasta la oficina fueron algunos de los puntos que más nos entusiasmaron.
Por otro lado tuvimos que familiarizarnos con formas de comunicación que si bien ya se conocían, mayoritariamente las utilizábamos con fines de entretenimiento.
Hasta aquí todo bien, pero…
Como todo, tiene su lado bueno y su lado malo.
El tener «la oficina en casa» también tuvo consecuencias no muy favorables, como ser:
Dificultad para que el espacio de trabajo o estudio fuera todo lo confortable que nos hubiera gustado, en especial en lo referido a la concentración.
No todos estábamos en condiciones de disponer de un equipo para nuestro uso exclusivo (salvo aquellos casos en que las mismas empresas se preocuparon por proveerlo).
En muchas zonas las empresas de comunicación no brindaron infraestructura adecuada, por el motivo que sea.
Según indicaron algunos estudios, resultó más difícil establecer un horario adecuado, sobre todo en lo que hace al momento de desconexión y dar por finalizada la jornada laboral.
Como suele suceder, salieron defensores y detractores de la nueva forma de trabajo, desde las mismas empresas hasta los empleados, pasando por los sindicatos y congresos legislativos en casi todos los países (o, por lo menos, en aquellos que menos preparados estaban).
Fue un reto importante la adaptación, que tuvo aristas positivas y negativas, entre las últimas poder ensamblar el hogar y el trabajo, buscar espacios y muchas veces la dificultad de cerrar el día laboral.
…Y el tiempo pasó
Por suerte el transcurso del tiempo permitió que la pandemia se controlara, y en la medida que la vida comenzó a retomar un cauce más parecido a la pre-pandemia, el tema del teletrabajo, que siempre siguió en discusión, volvió a comenzar a debatirse, aunque ahora en sentido inverso.
Entonces, el teletrabajo, ¿se queda o se va?
Con la normalización de la situación, muchas empresas quieren retomar el «status quo», tratando que sus trabajadores vuelvan al trabajo presencial como si nada hubiera pasado.
Solamente que ahora, en parte al cambio en la forma de pensar de las nuevas generaciones, que buscan mayor equilibrio entre la vida laboral y la personal, encontraron en el teletrabajo una forma de lograr un mejor equilibrio, y ante las presiones de sus empleadores (muchas veces en posiciones bastante intransigentes) no dudan en presentar su renuncia.
Entiendo que gran parte de este fenómeno nace de las propias empresas, no de ahora sino desde que decidieron que el trabajador era solamente un número que debe dar sus resultados, priorizando la juventud sobre la experiencia, dejando fuera del ámbito laboral a quienes superaban lo 45 o 50 años.
Ahora los jóvenes por los que en su momento apostaron les están diciendo que no les interesa ser solamente un número sino ser humanos.
Pudimos conocer lo bueno y lo malo de lo que veíamos como casi inalcanzable, ahora es cuestión de llegar al punto medio donde todos ganemos
En definitiva…
El teletrabajo ha venido a quedarse entre nosotros, y, como toda novedad, estamos en el período pendular donde no se ha alcanzado el punto de equilibrio.
Desde mi punto de observación todas las partes deben considerar este nuevo modelo y lograr el punto de equilibrio, ya que se ha demostrado que no es necesario estar presentes físicamente en el lugar de trabajo para ser efectivo, sino más bien es necesario que las empresas generen el sentido de pertenencia en sus colaboradores, pues quien se siente parte de un proyecto dará su mayor esfuerzo para que éste prospere, que quien se sabe que es solamente una ficha y un número de legajo en su lugar de trabajo.
¿Has tenido la oportunidad de trabajar desde tu casa, ya sea antes de la pandemia, durante ella o ahora?
¿Cuáles han sido tus experiencias?
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En los últimos años y especialmente a partir de la pandemia los términos creadores de contenido e influencers pasaron de ser algo relativamente novedoso a un término que escuchamos a diario y en todo lugar.
¿Y qué es un creador de contenidos o un influencer?
No es necesario investigar mucho para tener una idea bastante exacta de qué se trata, solamente debemos buscar en Internet y surgirán varios cientos (o miles de definiciones).
Todas ellas asociadas a la creación de videos, imágenes o publicaciones para internet.
Esto para los llamados creadores de contenidos, mientras que el segundo término lo asociamos más a quienes marcan tendencia en internet (Lee más al respecto haciendo clic aquí).
Si bien es cierto que se puede considerar términos relativamente nuevos, la actividad es tan vieja como la humanidad misma.
Basta con buscar algunos ejemplos al azar, en el momento de la historia que más te guste.
En el siglo pasado estaba casi exclusivamente destinado a los artistas de moda que imponían tendencias, o a los escritores que ubicaban millones de ejemplares de sus novelas.
Yendo mucho más atrás en el tiempo, y sin entrar en discusiones ni dejar a nadie de lado, si hablamos de los primeros líderes religiosos, de la creencia que quieras considerar, fueron los mayores «influencers», ya que sus acciones perduran hasta el día de hoy, habiendo pasado miles de años, modas, estilos e infinidad de acontecimientos diferentes, así como podemos considerar a quienes reflejaron en tablas, libros e ilustraciones como creadores de contenido magistrales ya que al día de hoy se siguen consumiendo sus obras.
Dicho esto, surge una pregunta que quiero que respondas sinceramente:
¿Eres un creador de contenido o un influencer?
Seguro que mientras lees esto te estarás pensando que es una pregunta totalmente sin sentido.
Quizás estés diciendo para tu interior: «Si no tengo página en internet, hago muy poco uso de Facebook y casi no utilizo otras redes sociales, tampoco tengo el valor de estar delante de una cámara salvo para las fotos personales».
Creadores de Contenido, Influencers, términos que asociamos a actividades en Internet
Si se te ha cruzado algo de esto por la mente, sigue leyendo, te puedes sorprender
Seguro que tienes un grupo de amigos, padres, hijos, parientes, compañeros de trabajo.
Con todos o con algunos de ellos tienes mayor o menor relación, te piden que los aconsejes o te toman de ejemplo por tus actitudes o estilo de vida.
¿De chico tuviste quien te sirviera de ejemplo o te hiciera descubrir tu vocación, marcándote la vida?
Si la respuesta es «SI», entonces…
Sin lugar a dudas has estado o eres influencer y creador de contenidos, ya que tus hechos y acciones inspiran a alguien, o has estado con «El» influencer que te ha marcado.
¿Has podido construir algo que te haga sentir completo?
Y no necesariamente físico, podemos hablar también de formar una familia o pertenecer a un grupo de amigos sinceros, realizar tareas solidarias o lo que se te venga en mente.
El ser referente para alguien, por tus acciones o por una enseñanza compartida no difiere en nada de lo que se asocia a los influencers en internet, independientemente de la cantidad de personas a las que lleguemos
Como podrás ver, son términos nuevos que se aplican a todos y cada uno de nosotros, y no me parece justo asociarlo solamente a o que hoy se considera algo efímero.
Ahora bien, ¿Te consideras influencer y creador de contenidos?
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Fragmento de la novela El planeta de los simios (de Pierre Boulle)
Sociedad de los simios
En la novela, hay tres especies de simios inteligentes, que comparten una misma cultura y viven en una sociedad similar a la de los humanos terrícolas de mediados del siglo XX; estas tres especies son los chimpancés, los gorilas y los orangutanes, cada especie tiene rasgos de personalidad característicos y ocupan puestos afines a tales rasgos:
Los gorilas son la clase dirigente: ocupan cargos políticos, militares, empresariales y posiblemente aristocráticos (se especula que en los albores de la civilización simia usaron la fuerza física para someter a las otras razas), tienen aptitud para liderar y administrar, son arrogantes, impetuosos y poco intelectuales. Según Mérou «los gorilas a veces escriben libros, pero se preocupan más por el continente que por el contenido».
Los orangutanes son la clase académica, son doctores, profesores (y probablemente también sacerdotes e incluso artistas), son quienes dirigen y administran las instituciones. Son de mentalidad estrecha, escolásticos y conservadores, según Zira «escriben libros repitiendo lo que otros orangutanes dijeron antes que ellos, y se dan entre sí premios, homenajes y puestos honoríficos en instituciones por ello». Miran con recelo y escepticismo la innovación, y su principal método de enseñanza es guiar a sus alumnos a cometer los mismos errores que sus predecesores cometieron para que aprendan de ellos.
Los chimpancés son la clase progresista: son científicos, inventores y artistas; salvo algunas excepciones, todas las innovaciones y avances en todos los campos de la sociedad a lo largo de la Historia de su civilización han sido realizados por chimpancés. Son enérgicos, curiosos, tienen la mente más abierta y son dados a experimentar y buscar cosas nuevas.
Si bien es cierto que estamos hablando de una novela de ciencia ficción, hay una muy buena interpretación de las conductas humanas, por supuesto transpoladas a los habitantes de este supuesto mundo.
¿Qué tiene que ver esto con nosotros?
Particularmente hoy me quiero referir a los orangutanes del Plantea de los Simios, y su principal rasgo distintivo según la novela.
Vuelvo a transcribir la caracterización:
Los orangutanes son la clase académica, son doctores, profesores (y probablemente también sacerdotes e incluso artistas), son quienes dirigen y administran las instituciones. Son de mentalidad estrecha, escolásticos y conservadores, según Zira «escriben libros repitiendo lo que otros orangutanes dijeron antes que ellos, y se dan entre sí premios, homenajes y puestos honoríficos en instituciones por ello». Miran con recelo y escepticismo la innovación, y su principal método de enseñanza es guiar a sus alumnos a cometer los mismos errores que sus predecesores cometieron para que aprendan de ellos.
He notado que en nuestros semejantes, estudiosos, políticos, y demás gente con buenos antecedentes educativos, que no se destacan precisamente por tener pensamientos innovadores o revolucionarios, sino más bien todo lo contrario, solamente describen lo que observan, muchas veces hechos que hace tiempo se vienen observando y repitiendo, solamente como críticos casuales sin tener en cuenta la historia, muchas veces no tan lejana.
Se observa en la clase política, que desde años habla de casi los mismos problemas y conflictos, como si estos fueran nuevos ó lo que es peor, como si ellos, profesionales de la política fuesen recién llegados a este mundo.
Ejemplos de ello: violencia, delincuencia, drogas.
Otro ejemplo con el que me he encontrado en estos días (reconozco que si bien lo había notado, estaba «en modo automático» y lo miraba sin ver), y que nos afecta en forma directa a quienes superamos los 50:
Los «ejecutivos » encargados de selección de personal.
Como en el planeta de los simios, me he encontrado notas donde «descubren» la discriminación que se realiza sistemáticamente en la mayoría (ACLARO, no en todas) las empresas el momento de incrementar o renovar la fuerza laboral.
Por lo menos desde mis años de colegio secundario recuerdo el triste hecho de que quien quedaba sin trabajo luego de los 40 era prácticamente un sentenciado a ser desocupado eterno.
Los motivos (esgrimidos antes y muchas veces en éstos días) para ser excluidos:
Gente grande, ya cansada
Sin motivación para emprender algo nuevo
Traen muchos «vicios» de los trabajos anteriores, que no se condicen con la nueva propuesta
Sin ganas de seguir creciendo (léase aprender nuevas competencias).
Los adelantos en el cuidado de la salud están demostrando que la edad no es impedimento para seguir creciendo en todos los aspectos
Si bien el tema parece estar tomándose un poco más en serio, sigue siendo prácticamente imposible encontrar en los requisitos de búsqueda laboral la no restricción en el rango etario.
La consigna en las empresas parece ser: paguemos lo menos posible para reducir costos.
Un pensamiento lógico en toda empresa, pero que no tiene muchas veces en cuenta el daño colateral: Alta rotación de personal, ya sea porque no cumplen los estándares exigidos (muchas veces incompatibles, como ser muy joven pero contar con gran experiencia), y también por otro gran cambio que se da en las fuerzas laborales: priman los espacios para crecimiento personal en lugar del sacrificio para la sola ganancia de la empresa.
¿Qué se observa en los anuncios de solicitud de personal?
De momento, la mayoría de los especialistas en selección de personal parecen hablar y preocuparse mucho del tema, sin embargo mi percepción es que estamos mucho peor que hace 40 años, pues cada vez se tiene menos en cuenta la experiencia adquirida en el transcurso de los años, a favor del ímpetu que suponen las nuevas generaciones (Haz clic aquí para tener mayor información)
Parecería que los profesionales e recursos humano solamente ven como espectadores estos hechos, y poco parecen actuar sobre la otra pata de la cuestión: los empleadores
Como todos, las consultoras y reclutadores de recursos tratan de ganar la oferta de tomar la cuenta de una empresa para su gestión como selectores de personal, lo cual es lógico pues de eso viven, y pocas intentan hacer un enfoque más profundo respecto de los motivos de la discriminación por edad como requisito de selección, y solamente realizan el enfoque en función de lo que solicitan, sin tratar de profundizar en los motivos. (Puedes leer más al respecto haciendo clic aquí)
A pesar de ello, como mencioné anteriormente, se torna un tema redundante a lo largo del tiempo, solamente interesante para una publicación o una nota en laguna revista o periódico, pero no parece ser motivo de investigación, a pesar de la evidencia médica que confirma que la edad no es un impedimento para nuevas oportunidades.
Por supuesto no es una generalización, es solamente lo que observo humildemente desde mi punto de observación.
La edad suma experiencia, y quienes ya la tienen pueden generar una sinergia muy positiva en las generaciones más jóvenes.
En definitiva, muchos parecen tener opinión formada respecto del poder de la fuerza de trabajo en gente de más de 50 años, y muy pocos ponen énfasis en tratar de cambiar la mentalidad de quienes necesitan de la fuerza laboral, desde mi punto de vista similar comportamiento al de los orangutanes de la novela
Difieres en mucho con lo expresado en la nota?
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¿La educación es sinónimo de querer seguir creciendo?
Muchas veces damos por sobreentendido que quienes han recibido una mayor educación son quienes menos dificultades tienen para seguir creciendo.
Aclaro que en este caso seguir creciendo no tiene nada que ver con expectativa de vida, sino con las ganas de sentirnos realizados en lo que hace a nuestro ser.
¿Qué podemos hacer?
Tener proyectos, seguir incorporando cosas nuevas todos los días, en cualquier aspecto:
Desarrollar nuevas habilidades
Comenzar a estudiar algo que nos apasione
Mantener una actividad física regular
Interactuar socialmente.
Aclarado esto, y volviendo al comienzo de la nota, entiendo que esa percepción es errónea.
El seguir creciendo es totalmente independiente a la educación.
Si bien puede ayudar, no es una condición que sí o sí deba ser necesaria.
De hecho, se da el caso de profesionales universitarios que, si bien pueden ser personas que han recibido un alto grado de instrucción, solamente siguen estudiando o capacitándose para seguir dentro del mercado laboral, y fuera de este ámbito pueden ser totalmente inactivos.
Incluso se da el caso de profesionales de muy alta capacidad que son reacios a trabajar con las nuevas herramientas que día a día se presentan en todos los campos, siguiendo con los métodos de nuestras épocas de estudio, casi «solamente con lápiz y papel».
Por supuesto que esto no es una generalización, es solamente una observación a tener en cuenta a quienes se auto discriminan suponiendo que su destino es solamente envejecer y ver pasar la vida, más allá que podamos estar bien ya sea en lo económico, familiar o sentimental.
La edad no es motivo para no seguir aprendiendoEstá en nosotros intentar aquello que nos haga sentir bienCualquier actividad que escojamos si nos hace bien nos permite seguir creciendo
El querer quedarnos donde estamos es inherente a todos y cada uno de nosotros.
En todo momento podemos optar por seguir creciendo, un ejemplo de ello puede ser el tener en cuenta nuestros errores para no cometerlos en el futuro.
Así como mencioné antes quienes por el motivo que sea deciden estancarse, del otro lado están quienes más allá de sus ocupaciones y preocupaciones deciden tener actividades complementarias que los reconforten, incluso dejando de lado prejuicios (aquí puedes leer algo más)
El querer seguir creciendo nos ayuda tanto a disfrutar con mayor plenitud, incluso en los malos momentos las cosas se ven con otra perspectiva, y también nos permite ser cada día mejores como personas.
Es cuestión de «cambiar el chip», y decidirnos a mejorar.
Seguir creciendo es cuestión de actitudSer cordiales y empáticos y disfrutar lo que hacemos son claves para nuestro crecimiento como personas
Con confianza, estando seguros de lo que queremos, y rodeándonos de gente positiva es posible.
Cuando decidimos avanzar en este camino debemos ser conscientes de los pro y los contras, en otra palabra, ser responsables de lo que vamos a hacer.
Conclusión
La elección entre seguir creciendo o simplemente seguir envejeciendo está en nosotros, no hay ningún impedimento salvo las piedras que nosotros queramos poner en el nuestro camino.
Solamente debemos tomar consciencia de nuestra realidad y proceder en base a ello, por eso te animo que sigas creciendo y me indiques en los comentarios en cuales aspectos quieres seguir creciendo.
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