Somos seres sociales, lo sabemos y lo confirman a diario todas las ramas de la ciencia.
Vivir en perfecta soledad, acompañados solamente por nuestros pensamientos y emociones, para la inmensa mayoría de nosotros es, en el mejor de los casos, una utopía, y directamente impensable para prácticamente todos.
El solo hecho de pensarlo nos despierta extrañas sensaciones, si bien todos en algún momento hemos expresado el deseo de vivir en algún paraje donde no se vislumbre otra presencia humana.
Ni que hablar del distanciamiento con quienes consideramos nuestros afectos.
Según indican diferentes estudios que se han realizado a lo largo del año que pasó se incrementaron las angustias de todos, por la falta de contacto real con quienes consideramos nuestros afectos.
Tanto profesionales como amigos, todos dispuestos a dar una mano, con las precauciones debidas.
Respecto de los primeros, está todo claro, están capacitados para brindar ayuda.
Sucede que muchas veces el pedido de ayuda no se realiza a través de los profesionales sino en círculos de nuestros afectos.
Ante esto nadie duda en las buenas intenciones de quien es consultado, pero muchas veces surgen conflictos: La respuesta que se recibe no es la esperada, muchas veces parece ser todo lo contrario.
Y lo que resulta ser una asistencia honesta y desinteresada termina siendo motivo de otro conflicto….
Entonces surge la duda:
Hay que ser amigo sincero o adulador en estos casos?
Mi perspectiva es totalmente contraria a la segunda opción, ya que no conduce a nada positivo, por un lado porque sabemos que más que una ayuda solamente profundiza la angustia de quien confía en nosotros.
Por otro lado porque nosotros mismos sabemos que tarde o temprano la angustia saldrá nuevamente a flote, sin ningún cambio.
Si bien entiendo que la sinceridad es lo que verdaderamente puede ayudar, no es cuestión de ser insensible a lo que le sucede a nuestro amigo.
Se trata de poder diferenciar entre ser sincero o ser «sincericida»
Es un excelente ejercicio de «ponerse en los zapatos del otro», tratar de entender sus problemas y poder ayudarlo s reflexionar, de forma que vaya descubriendo el camino a seguir.
Todos hemos tenido momentos donde cuando hablamos con un amigo nos queda la sensación que está en nuestra contra.
Sabemos que seguimos en momentos críticos para todos, también que hemos pasado por momentos de posible zozobra, está en nuestras manos tomar esto como experiencia, capitalizarla y convertirla en fuente de ayuda, tratando de recalcar el hecho que brindaremos apoyo, que no es lo mismo que decir lo que se quiere escuchar o brindar soluciones mágicas.
Tratar de guiar sinceramente a quien nos necesita para que por sí mismos encuentren su salida entiendo que es la mejor forma de ser útil, tratando de evitar dar consejos, que generalmente no son bienvenidos.
Cuál es tu forma de ayudar a quien te la solicita?
Házmelo saber en los comentarios, son bienvenidos todos los puntos de vista y que compartas las acciones que hayas tomado, nos ayuda a crecer a todos.
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